martes, septiembre 09, 2008

COMA PROFUNDO



En Cuba se ha producido ya la transición de Castro a Castro con un saldo nada halagüeño. La imagen de uno se superpuso a la del otro, convirtiendo el baboso rastro dejado por el primero en el horizonte deseado del posterior.

Con el Castro anterior, la economía mendigó y se prostituyó hasta llegar al desastre actual, la educación de alardear con maestros internacionalistas pasó a fabricar maestros emergentes y la salud: una burla para los nacionales. La esperanza en Cuba, erróneamente, se ocultaba detrás del fin biológico del comandante.

Con el Castro presente, todo idéntico, con la salvedad que ahora es público algo tan obvio como: todos no somos iguales y algunos podrían tener más que otros…. ¿avance? La esperanza sigue, erróneamente, oculta detrás del fin de no sé qué.

Con el Castro anterior no había nadie reflexionando por libre. Todos los periodistas independientes estaban perseguidos, acosados, o presos. Con el Castro actual hay un Castro periodista independiente, quien se permite disentir de las "medidas con algún soplo de aire nuevo" aunque estas no sean más que mero populismo.

Con el Castro anterior los cubanos se arrastraban por el día a día de la nada cotidiana. La juventud sobrevivía aplastada por la pesadez del miasma político imperante en el podrido laberinto castrista. Los que podían se marchaban a no importa dónde, poniendo tierra por medio; los de adentro paseaban la vista por cada uno de los millones de carteles propagandísticos del régimen hincados en la geografía insular parafraseando aquella satánica profecía: ABANDONAR TODA ESPERANZA.
Las soluciones no se producían ni se procuraban. La única meta, para unos, era la inescrupulosa permanencia en el poder a toda costa aunque, para ello, tuvieran que frustrar los anhelos -también- de la tercera generación de cubanos, desde finales de los años cincuenta. Para otros, ya ni se sabe: sobrevivir, fingir, delinquir….partir, tal vez por ese orden.

Con el Castro actual, los abuelos avergonzados cuentan a sus nietos sobre un lejano ayer donde todo pudo ser mejor y se convirtió en un eterno regreso a la degradación del ser humano. Todos vigilados, todos amedrentados, todos comprometidos, todos en guerra permanente, todos cómplices necesarios para que esta barbarie continúe.

Con el Castro anterior la sociedad cubana enfermó de gravedad, sus órganos se ulceraron bajo una piel de falsas victorias, sus defensas disminuyeron, su cerebro dejó de generar ideas y sufría amnésico, como resultado de largos períodos de electroshock. Con el Castro actual la sociedad cubana cayó en coma profundo. No responde. Allí está su cuerpo, identificamos la forma, pero su inmovilidad permanente no nos engaña: No está. Respira con ventilación asistida y el corazón late por las pequeñas descargas eléctricas recibidas, de cuando en cuando, desde el alma herida de algún disidente hostigado.

Raúl nos mancilla, nos humilla, nos amedrenta, nos anula, nos menosprecia, nos esclaviza, nos aborrece, al igual que el anterior, el traidor Fidel. Entonces, la transición ha sucedido, de la enfermedad grave al coma profundo, del uno malo al otro peor. Y todos miran decepcionados nuevamente, traicionados ahora por el otro Castro ¿Y Cuba y esos cubanos aguerridos? Despertad, despertad, despertad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No sé si es posible que los cubanos despierten de este largo sueño. Sigue intentandolo...