viernes, julio 23, 2010

DESTIERRAN A LAS DAMAS DE BLANCO PARA SILENCIAR A CUBA

En los últimos días los presos políticos cubanos reciben una sorprendente llamada del cardenal Jaime Ortega donde les dice más o menos así: “te quedan más de diez años de cárcel y tienes que decidir entre seguir preso o irte con tu familia para España”.....”La respuesta debe ser en el acto, no hay tiempo....”

Este es el modus operandi de “la operación habana”, una trama creada entre la Iglesia cubana, el régimen cubano y el gobierno de España para resolver el cómo sostener el poder en un país ingobernable donde los síntomas de un estallido social por colapso general son cada vez más evidentes, no hay trabajo, no hay turismo, no hay dinero, no hay educación, no hay transporte, no hay medicina, no hay agricultura, no hay electricidad, no hay viviendas, no hay disciplina, no hay crédito internacional, no hay proyecto de futuro y, por primera vez, no hay un líder.


El primer objetivo es eliminar los movimientos dentro de la isla los cuales, al fin, gozan del respeto, el respaldo y la admiración internacional, y se oponen abiertamente a la política oficial. Las abanderadas de estos movimientos son las Damas de Blanco quienes se manifiestan constantemente en la calles de la Habana sobreponiéndose a las amenazas, las golpizas y las detenciones de la policía del régimen. Tienen una hoja de ruta bien clara: la libertad de todos los presos políticos, injustamente encarcelados en la primavera del 2003. Desterrar a los presos con sus familia es desterrar a las Damas de Blanco.


Esta organización de mujeres valientes ha ido calando en el resto de los partidos y grupos de oposición señalándoles cual es el camino: la manifestación abierta y constante contra el régimen. De ahí que muchos se solidarizan con este movimiento femenino asistiendo a cada una de las demostraciones por ellas planificadas. En la isla estar en contra del régimen es apoyar a las Damas del Blanco, desear la democracia es apoyar a las Damas de Blanco.


La Iglesia cubana por su parte, trató de persuadir a las pacíficas opositoras -es bueno señalar que se manifiestan siempre en peregrinación hacia algún recinto religioso católico, de ahí el rol del clero cubano en este ardiente conflicto-. La policía no solamente ha presionado a las Damas, también a la Iglesia, lo que ha dado como resultado los encuentros entre la curia y el régimen de la isla.


El otro objetivo urgente es lograr la financiación necesaria desde el exterior, ahora muy escasa por la adopción de la Unión Europea de la Postura Común respecto a Cuba. Aquí es cuando entra a jugar su papel el gobierno español, que también trata de sacar provecho en río revuelto obviando la experiencia del ex presidente James Carter quien sufrió la marcha verde cubana en 1980, cuando cerca de 125000 cubanos emigraron en masa hacia EE.UU, muchos de ellos desterrados por el régimen al vaciar el contenido de sus cárceles en la Florida. De ahí el ofrecimiento de Moratinos de quitar la presión interna otorgando asilo a los presos desterrados - van de la cárcel al avión que los lleva a España-.


Aliviada la presión interna, resuelta la cuestión de financiación europea, queda entonces garantizado nuevamente el inmovilismo dentro de Cuba. Y es cuando aparece la figura del viejo dictador pidiendo su cuota de poder real a través de la secretaría del Partido Comunista para de esta forma volver a “comenzar”.


¿Qué debemos hacer los amantes de una Cuba libre?



Primero: Denunciar en todos los foros las pretensiones de los Castro.

Segundo: Apoyar a la disidencia interna, haciéndola visible en todo el mundo.

Tercero: Oponernos contundentemente a un cambio de la posición común europea, la causante, en definitiva, de los pequeños cambios realizados en la isla.

Cuarto: Buscar que el gobierno cubano dialogue realmente con interlocutores del pueblo, esos mismos que ahora destierra, o con quienes aun dentro de la isla disienten de la postura oficial.


Los Castro no tienen nada, negociar con ellos desde el exterior es usurpar el derecho del pueblo cubano.