jueves, julio 03, 2008

OBAMA


Barack Obama, sui géneris candidato a la Casa Blanca puede ser la pieza clave en la confección de la nueva hegemonía norteamericana. Sería acaso, el celofán idóneo que envolvería la futura política estratégica de EE UU encaminada a mantener el ahora frágil dominio norteamericano en aquellos rincones hostiles para la superpotencia mundial.
El "si podemos" del senador de Illinois aplicado a la arena internacional se traduciría en el nuevo dulce rostro norteamericano en su política intervencionista global. Es poco probable que si el joven senador llega al poder, las relaciones de Estados Unidos con el mundo cambien radicalmente. Puede que haya un viraje táctico en algunos planteamientos o sonrisas y reflexiones donde hasta hoy vemos armas y amenazas, pero la estrategia general seguirá su curso. Estados Unidos es la principal potencia mundial y a eso no renunciaría ningún presidente norteamericano.
Por pura lógica el gobierno de Obama se acercaría más a África, un continente olvidado y dejado a merced de dictaduras eternas, gobiernos corruptos, guerras internas y el expolio continuado de grandes empresas transnacionales. El Estados Unidos de Obama podría intervenir más en esta parte del mundo. La materia prima fundamental y los precios de los productos agrícolas suben y suben. La mano de obra del mundo entero se encarece y África simplemente espera a que la tengan en cuenta.
Por otra parte, al no pertenecer Obama al club del petróleo, como los Bush, facilitaría las relaciones de la Casa Blanca con naciones claves para Estados Unidos, léase Venezuela, Arabia Saudí e Irán. Y estas relaciones diferentes con países ahora hostiles se podrían traducir en seguridad para esta nación y el resto del mundo.
Barack Hussein Obama no es un iluminado destinado a barrer de su país los pilares de la democracia. No es un racista en campaña de revancha por los padecimientos de los negros en su nación. Al contrario, Obama podría ser el fruto de la madurez cívica alcanzada por su país, el elegido por muchos para canalizar sus propios deseos de cambios en esa sociedad nada perfecta y por ende, mejorable. Los cambios de Obama sucederían dentro de las reglas de juego de los propios Estados Unidos. No para desmontar el sistema, como quieren vender sus detractores, si para apuntalar allá donde el derrumbe es palpable.

El "yes we can" tendrá que poder con la mejora del medio ambiente, el sistema sanitario, las pensiones y las garantías sociales de EE.UU. El reto es inmenso pero necesario y, al parecer, los norteamericanos así lo demandan. ¿Podrá con ello o no?: ... eso es harina de otro costal. Si no, que le pregunten a Bush.

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