miércoles, mayo 07, 2008

SALIR SIN PERMISO, FALSO.

El nuevo gobierno cubano de Raúl Castro ha filtrado que eliminará el trámite de permiso de salida del país. Esta autorización, conocida también como la tarjeta blanca, es obligatoria para todos los ciudadanos cubanos que decidan traspasar las fronteras de la isla en viajes de interés privado -vacaciones, becas, visitas a familiares, asistencia médica, etc.

Opino, sin temor a equivocarme, que esta filtración es totalmente falsa y se ha producido como uno de esos globos sondas para estudiar su repercusión o para jugar a ese no sé qué de: "voy a hacer y no hago", no obstante, podríamos analizarla.

El permiso de salida y entrada a Cuba es un mecanismo de control del régimen cubano, dicho de otra forma, es uno de los pilares en el que se sustenta el sistema castrista - el control férreo sobre todas personas, instituciones y actividades de Cuba- y no pertenece a las ahora denominadas "prohibiciones absurdas" que sufre la población desde hace cerca de cincuenta años.

Aunque parezca inocua tal autorización esconde objetivos muy concretos:

- Pretende garantizar que las personas desafectas a la revolución se mantengan sumisas y no manifiesten su inconformidad con lo que sucede en Cuba y así evitar el veto a la posibilidad de salir del país.
- Dificulta la labor de la disidencia interna, amedrentando a los posibles colaboradores al saber que la autorización para abandonar la isla siempre pasa por la petición de este permiso.
-Controla la fuga de cerebros, talentos y profesionales a países con mejores condiciones.
-Garantiza que los funcionarios cubanos en el exterior actúen como se espera de un representante del régimen castrista. Si se manifiestan en contra de algo concerniente a la política de la isla, al regresar, no podrán salir jamás. Si desertan, sus familiares no recibirían este permiso y quedarían como rehenes del régimen.
- Impide que los disidentes connotados, que habitualmente reciben invitaciones a visitar otros países tengan resuelto sus apoyos exteriores, sin que estos sean filtrados o intermediados, como hasta ahora, por el ministerio del interior.
- Impide que los cubanos residentes en el exterior y sus familiares entren y salgan de Cuba al libre albedrío, y quienes salgan estén obligados a mantener conductas acordes con los principios que vocifera el régimen.
- Ejerce de mecanismo de coacción entre los cubanos de la isla por lo que su eliminación disminuiría el poder de convocatoria de la revolución.

Es más, antes de tomar esta decisión impensable sería más inteligente la amnistía general a todos los presos políticos que se percibiría desde el exterior como una muestra de fortaleza.

También y para garantizar el necesario funcionamiento de la economía cubana sería más importante la implementación de medidas económicas liberadoras comenzando, por lo menos, por el surgimiento de la pequeña y mediana empresa privada. Si otorgan las tierras improductivas a quienes la trabajan, por qué no entregar los locales y actividades económicas improductivas a personas o cooperativas de cubanos. Tiendas, cafeterías, talleres, pequeños hoteles, panaderías, restaurantes, talleres de costura, salones de belleza, cines, zapaterías, carpinterías, brigadas de construcción, compañías de seguridad, escuelas de idiomas, galerías de arte, gestorías, escuelas de informáticas y periódicos podrían ser de propiedad privada, otorgándole al pueblo las riendas de la economía. Entonces el estado más liviano se podría dedicar única y exclusivamente a regular a través de leyes transparentes y universales la economía y podría administrar los recursos obtenidos de los impuestos generados de toda esta actividad económica. No hay que ser muy astuto para comprender que así si se reactivaría de una vez y por toda la economía de la isla. Por eso creo que la filtración no responde a las expectativas de cambios anheladas por todos.

El florecimiento de la actividad económica garantizaría el pago de las pensiones a los jubilados, la gratuidad de la educación, la mejora del sistema de salud y el aumento de salarios de los muchos profesionales que continuarían trabajando en empresas estatales y de los funcionarios del régimen. Por otro lado garantizaría una tremenda avalancha de turistas a la isla quienes en su inmensa mayoría buscan el contagio con el pueblo cubano.

Antes de dejar salir de forma masiva a todos, porque con las condiciones actuales la espantada sería masiva, yo iría por otro camino con medidas de mayor calado social y que respondan realmente a las expectativas de la mayoría de los cubanos. Más que la libertad de abandonar el país otorgad la libertad de vivir decorosamente en él. Y ya decidirán los cubanos si se van o no.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me gusta este blog en el que se habla con claridad y lucidez de la realidad politica y social de cuba. Felicidades, pues, al articulista, Candil.
Mi comentario es para apoyar la idea expresada al final del articulo que puede resumirse mas o menos así.
En vez de permitir que los cubanos se vayan de su patria, construye una sociedad en la que se sienta digno y libre y él ya decidirá si se va o se queda.